Escribe: Manuel Yui Cerna
Médico Auditor / Mg. en Salud Ocupacional
Médico Auditor / Mg. en Salud Ocupacional
La globalización, la apertura de nuevos mercados, trae oportunidades de crecimiento y desarrollo, tanto al país como a nuestras empresas y sus trabajadores, pero resultaría sostenible si es que va asociado a una cultura de prevención de riesgos y a la implementación de programas de salud ocupacional ocular.
La salud ocupacional a nivel mundial es considerada como un pilar fundamental en el desarrollo de un país, siendo esta una estrategia de lucha contra la pobreza; sus acciones están dirigidas a la promoción y protección de la salud de los trabajadores y a la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales cusadas por las condiciones de trabajo y a riesgos ocupacionales en las diversas etapas de las actividades económicas.
la Organización Internacional del Trabajo - OIT, informa en su página web que "cada día mueren 6 300 personas a causa de accidentes o enfermedades relacional con el trabajo - más de 2, 3 millones de muertes por año. Anualmente ocurren más de 317 millones de accidentes en el trabajo".
En América latina y en el Perú aún no se conoce bien la magnitud que alcanzan las enfermedades ocupaciones. La OIT estima, que los países en vías de desarrollo, el costo anual de los accidentes y enfermedades ocupaciones está entre el 2% al 11% del Porducto Bruto Interno (PBI), en el Perú es de aproximadamente $ 50, 000 millones de dólares americanos, es decir entre $ 1,000 y $ 5,500 millones de dólares americanos anuales, es posible disminuir estos costos con acciones preventivas promocionales de bajo costo e inversión.
El Instituto Nacional de Oftalmología - INO, en su rol de ente rector de la Salud ocular de nuestro país, viene prestando los servicios de salud recuperativos. Asimismo, el INO cuenta con el reconocimiento nacional e internacional, pero la información sobre los accidentes y los problemas de salud relacionados con la visión y/o discapacidad visual es limitada, existen interrogantes tales como: ¿De qué magnitud es el problema? ¿cuántos trabajadores han sufrido de accidentes con pérdida parcial o total de la capacidad visual? ¿tenemos la adecuada capacidad resolutiva frente a esta demanda?, pero más allá de estas interrogantes, en nuestro rol promotor de políticas públicas en materia de salud ocular, nos compete diseñar y promover acciones de prevención de riesgos. La promoción y educación para la salud en temas de salud ocupacional ocular, requieren información basada en investigaciones relacionadas con las tasas de accidentalidad, la prevalencia de accidentes oculares en la industria, el registro de industrias con mayor riesgo de accidentes laborales oculares a nivel nacional, a fin de liderar la implementación de programas de seguridad laboral ocular.
Es necesario sensibilizar a los diferentes actores, a fin de no solamente promover el uso de protectores oculares tanto en la minería, construcción, almacenes, bibliotecas y archivos institucionales entre otros; si no diseñar estudios que permitan valorar los diferentes riesgos oculares en función a: niveles de exposición, ergonomía, ambientes de trabajo, a fin de diseñar programas integrales y sostenibles.
Es importante observar que existen diferentes líneas de acción que puede desarrollar el INO, como es la prevención de riesgos laborales, donde la higiene ocupacional, se orienta a la prevención de factores de riesgo como la adecuada iluminación en el ambiente de trabajo, donde se evidencia que no existen investigaciones que relacionen este riesgo y la incidencia y la incidencia / prevalencia de errores de refracción u otros daños relacionados.
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